Blog abierto a TODO EL MUNDO. Si quieres enviar una crítica pedante vergonzosa que hayas encontrado, éstas son las instrucciones.

23 de enero de 2012

¿Así que ésto era la cinefilia?

Hace años descubrí que me gustaba el cine algo más de lo normal y supuse, pobre púber, que mi deber era alimentar esa afición. Así que me enganché a la Fotogramas (y a la Acción Cine y Vídeo, wayeah). Al principio simplemente ignoraba las críticas que no entendía, hasta que leí ÉSTO:


Asfalto no pide una crítica de cine, sino un acto de amor. No pide ser comentada a la salida del cine en un café, sino que nos la follemos en casa, a solas, en nuestra sala de proyección privada: en nuestros sueños.


¡Jrande! Desde entonces cito a menudo la frase a modo de alerta cultureta y reflexiono sobre el acto de follarse una película (yo creía que "cinefilia" era otra cosa).

Juraría que el crítico era nuestro bienamado Jay Costa, pero en la web de la revista (donde he recuperado la crítica) no viene firmada. Destaco también el cierre:

Lo mejor: el trío protagonista. Lo peor: que hay menos sexo del que debería.

Moraleja: antes de criticar es bueno meterla en caliente, para no confundir términos.

Enviado por: V the Wanderer
http://www.lainercia.com/

5 de enero de 2012

Un G.Sanz que tenía guardado en mi cartera

El otro día apareció por mi cartera este recorte gsanzístico que tenía olvidado. ¡Ya me gustaría que salieran otro tipo de cosas olvidadas de mi cartera! Y no me refiero a un billete de 50 euros. Estoy hablando de una botella de irn-bru, cuatro calzoncillos de recambio y un gadgeto-cóptero. Que mi cartera tiene tantos años que estoy seguro de que todas las dimensiones cuánticas se dan en ella al mismo tiempo y en ninguna de ellas hay un preservativo que no esté caducado.
Gerardo Sanz se mete a meteorólogo:

MESHELL NDEGEOCELLO (WEATHER)
(...) Más cantautora y menos (multi)instrumentalista que nunca, la contrabajista estadounidense recurre a la orgánica producción del cuñadísimo de Madonna inspirándose en Art, el poema de Charles Bukowski labrado en los créditos: cuando el espíritu se desvanece, aparece la forma. Tan impredecible como el tiempo, su noveno álbum alterna claros de funk ochentero con nubes confesionales, pasa de la radiante lujuria de La Petite Mort a la lluviosa melancolía de Oysters y, combinando altas y bajas presiones, escapa del pro-rock con el anticiclón pop de dos versiones: Chelsea Hotel de Leonard Cohen y el clásico del soul de Stax, Don't Take My Kidness For Weakness (The Soul Children).